Por:
Naim Piña*
El
16 de agosto del presente año, se resolvió el caso de una menor de seis años
con leucemia linfoblástica aguda, la cual fue llevada al hospital, donde los
médicos a cargo, indicaron que la menor requería transfusiones sanguíneas. No
obstante, los padres se opusieron a la práctica médica, debido a que su
religión no lo permite.
Al
respecto, la dirección del hospital hizo del conocimiento a la Subprocuraduría
de menores correspondiente, la cual procedió a asumir la tutela de la menor
para proceder a autorizar el tratamiento indicado. Ante lo cual, la madre de la
menor interpuso una reclamación con el argumento de que la Subprocuraduría
desplazó injustificadamente el derecho a decidir libremente sobre la salud de
su propia hija.
Por
otra parte, la madre, argumentó que los padres tienen derecho a tomar
decisiones sobre sus hijos, lo cual no solamente es un derecho, sino una
obligación. Aunado a ello, es que en el contexto ulterior, se debe de precisar
que la negativa de los padres para que la menor recibiera el tratamiento
médico, es por cuestiones de su religión, donde la transfusión de sangre está
prohibido.
Es preciso
señalar que el objeto de la Subprocuraduría es la de velar por el cumplimiento
de la protección de la calidad de vida y salud del menor, incluidos los casos
que se presenten dentro del seno familiar; por lo cual, en efecto era la
institución competente para acudir al llamado del personal del hospital.
*Naim Piña es colaboradora en
Cabrera y Murillo Abogados.
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Cabrera y Murillo Abogados S.C.
Firma fundada en 2015
por los abogados José Arcadio Cabrera Luque y Raúl Murillo Márquez,
especializada en asesoría, planeación y litigio en materia fiscal y
administrativa. Cuenta con oficinas en la Ciudad de México y Guadalajara.
Esto lo vi muchas veces en el Instituto Nacional de Pediatría, los padres no permitían el tratamiento por cuestiones de religión. No es contradictorio, digo entonces para que los llevan a éstas instituciones? Y los niños qué culpa tienen?
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